SIN TON NI SON

Francisco Javier Escamilla Hernández

Esta vez les quiero recomendar la lectura de una novela, que nos relata cómo empieza una guerra mundial. Se requieren ciertas condiciones que se conjugan, pero la reflexión radica en que nuestra actualidad está presentando condiciones que pueden conducir hacia un final que a nadie nos gustaría:  La caída de los gigantes de Ken Follett.

Esta obra, publicada en 2010, es la primera entrega de la trilogía The Century de Ken Follett, es una novela histórica que narra los acontecimientos de la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa a través de la vida de cinco familias de diferentes países y clases sociales. Con su característico estilo narrativo, ágil y detallado, Follett logra construir un fresco monumental del inicio del siglo XX, combinando la ficción con rigurosos datos históricos.

Uno de los mayores aciertos de la novela es la manera en que Follett entrelaza las vidas de personajes ficticios con figuras históricas reales; las familias Williams, Fitzherbert, Ulrich, Peshkov y Dewar representan distintos estratos sociales y naciones: desde mineros galeses hasta aristócratas ingleses, diplomáticos alemanes, revolucionarios rusos y políticos estadounidenses, a través de ellos, el lector experimenta los grandes acontecimientos de la época desde una perspectiva íntima y personal. Esta estrategia permite humanizar la historia y hacerla más accesible para un público amplio, sin sacrificar la fidelidad a los hechos.

El estilo de Follett se caracteriza por su claridad y ritmo, a pesar de la extensión de la obra, que supera las mil páginas, la narración mantiene al lector atrapado gracias a su estructura episódica y a los giros dramáticos que van entrelazando las historias. Las descripciones de batallas, intrigas políticas y cambios sociales son vívidas y están bien documentadas, lo que demuestra la sólida investigación previa del autor.

Tal vez, algo que se pueda considerar como debilidad, en esta larga novela, es la tendencia de Follett a simplificar en exceso los conflictos ideológicos y las motivaciones de los personajes, en ocasiones, los protagonistas parecen responder a arquetipos demasiado claros —el aristócrata arrogante, el obrero idealista, el revolucionario apasionado—, lo cual resta complejidad psicológica a la narración. Además, el autor se inclina por explicar de manera directa hechos históricos y políticos, lo que a veces interrumpe el flujo narrativo.

Ken Follet utiliza también recursos melodramáticos en las relaciones amorosas y familiares, que aseguran emoción y accesibilidad, pero también limita la profundidad literaria de la obra.

De cualquier modo, recomiendo la lectura de La caída de los gigantes por ser una novela monumental que combina con eficacia historia y ficción, capaz de atrapar a lectores interesados en conocer, de manera entretenida, el contexto de la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa. Aunque peca de cierta superficialidad en el desarrollo de personajes y simplificación de conflictos, cumple con su objetivo de ofrecer una narración apasionante y didáctica. Se trata, sin duda, de una obra recomendable, especialmente como puerta de entrada a la historia del turbulento siglo XX.

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